En el año
2014 se realizó el primer trasplante exitoso de la matriz a una mujer que nació
sin útero, fue implantada con un útero donado por una amiga. Desde ese
entonces, varios niños han nacido de mujeres después de un trasplante de útero,
pero aún no de una mujer trans.
La
tecnología médica de avanzada que podrían permitir a las mujeres trans llevar a
sus hijos no fue el único problema relacionado con la comunidad trans que se
debate.
El acuerdo
internacional de Montreal, señala que los trasplantes de útero sólo deben
realizarse en mujeres biológicas. Por otra parte entendidos en el tema señalan
que el trasplante de útero representa un riesgo "significativo" para
el feto y el futuro niño, además hay que tener en cuenta cualquier daño
psicológico al niño que nazca de esta forma tan diferente.